viernes, 26 de diciembre de 2014

Escapemos...

He soñado con un lugar, donde nadie sabe quiénes somos. Donde el amor es sólo tu nombre; donde las noches se esconden. He soñado mucho tiempo... perdida en dos realidades. ¿Dónde estoy, amor? Debería dejar de soñarte, pero parece tan real... que no sé donde buscarte.
Vamos a ese lugar, yo me encargo de que se adapte a tu felicidad... vamos, no voltees atrás. Iremos esta noche, empaqueta tus emociones, que no necesitamos razones.
Y no puedo dormir, por pensar en dónde estarás. No sueño por luchar contra tus miedos. No has caído porque yo te sostengo. No vuelas porque corté tus alas, y caminas porque corté tu cola.
Cada que te veo, en otra realidad me encuentro...
En silencio susurraste lo que en gritos pensaste.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Dentro de mí.

Fuiste, eres, y serás mi todo. El tiempo se encargo de darme mis ratos de lágrimas. Supuse que amar era duro, porque eso me hiciste creer. Busqué amor donde no había nada. Protegí tus palabras como si no hubiera un mañana. Intenté gustarte, pero el rechazo me encontró primero. Pasaba a tu lado y no decías lo que esperaba. Estuve a poco de enterrarme, el dolor era incesante. Oía tu voz y mi corazón se alegraba, veía tu cara y mis ojos brillaban. Fue fácil llorar cada noche... con una pizca de recuerdos que me herían por dentro. Intenté alejarme, quise separar mis lágrimas de ti. Pero olvidé algo... olvidé que eras mi todo, y sin ti no tenía nada. Irónico, porque no me dabas nada, incluso mi nombre olvidabas. Y seguía ahí. Cada noche mi rutina: las mismas lágrimas, los escasos recuerdos, las pocas sonrisas, y tus ojos en mi mente, iluminando mi noche. Hablemos de tus ojos, hablemos de tu sonrisa... hablemos de mis vicios. El tiempo pasa, y te acostumbras a que traten como basura. Rompen tus sentimientos, quiebran tu autoestima, y tienes que actuar como si nada pasase. Día con día, el sol te hace sentir mejor... las heridas cicatrizan, los recuerdos se olvidan... Pero de un modo que no logro comprender, sigues dentro de mí. Te llevo dentro, ocupas mi aire, respiras lento, pero sigues siendo todo. Aveces quiero olvidarte, pero recuerdo que formas parte de mi, y me es imposible sacarte.
Y ahora... no es tan diferente. Saliste de mí para estar conmigo, me diste lo que esperaba, la vida me dio un regalo, no era amor, pero me hacía feliz. Todo a tu lado era mágico. ¿Recuerdas esos besos, amor? Si hubiera sabido cuál sería el último, pararía el momento y lo repetiría mil veces. Pero te faltó algo, cariño mío... ¿acaso me besaste con amor? Eso debió saber diferente. Te faltó una pizca de magia, esa que creía que tenías... Pero no, no sabías a lo que esperaba. Te faltó decirme que me querías... o un poco de risas, tal vez. Dime algo al oído, agrégale amor a tus palabras, a tus miradas...
Quiero decirle al tiempo que ya no quiero escribir más historias. Decidí amarte, decidí herirme, y quise quedarme.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Yo, estoy herida.

Las heridas no cicatrizan.
¿Cuándo haz visto a una cicatriz olvidar su pasado? Parece que los días no avanzan. Los paso esperando el sanado. Todos ellos son inviernos sin tí a mi lado. Recuerdo cada nota, cada lágrima hablándome al oído. Intentaban acallar las voces de mi interior. No pasa nada, todo está bien. Estamos hechos de cicatrices; heridas que no sanan. Sonrisas olvidadas...
Inquebrantable, decían. Es imposible aparentar felicidad siendo tan cobarde como para esconder heridas dentro. Me parece una idea perfectamente estúpida intentar sanar las heridas ardiendo, con un poco de veneno.
No; no estoy rota. Estoy herida. Una herida te marca siempre. Vallas donde vallas, la herida te acompaña; es una sombra que sientes cada momento; arde muy dentro. Estar rota, es poder cicatrizar. Poder restablecer los vidrios rotos.
Yo, estoy herida.
Las heridas me guían, los recuerdos me acompañan, los vidrios me iluminan. La oscuridad mueve mis pies, y dan color a mis mejillas. Mis ojos gritan, buscan entre mentiras. Mi boca tiene sed, sed de tus mordidas. ¿Y qué dicen mis lágrimas? Te quieren aquí enseguida.
Es caer tan bajo, que no encuentras la salida.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Sabor a cielo.

Quiero repetir ese momento, esos besos, esas miradas.
Quiero que estés conmigo ahora, besar tu sonrisa, morder tus labios, y ver esos lindos ojos de los que estoy tan enamorada. ¿Es mucho pedir un abrazo? Extraño tus suaves brazos. ¿Y qué hay de tus manos? Puedes tomarme de la cintura, pero no me dejes caer. Quiero que seas mi sostén. Si tan sólo pudiera pausar el tiempo para volver a sentirme tuya.
Quiero decirle a la niña que era antes, que lo logré. Que aquí estás y que por fin te encontré.
Vayamos, vayamos a ser felices. A comernos el mundos con nuestras sonrisas. A olvidar problemas y crear diferencias. A besarnos como ya no hubiera un mañana. Quiero que te quedes conmigo, que no haya otra opción más que yo.
Y cada lágrima parece hablar. Me cuentan las tristes noches que pasé; abrazando una almohada, esperando tu mensaje jamás recibido. Diciéndole a mi mamá que si eso, eso era el amor. Con un coraje interior hacia mis piernas gordas, a mis aún no desarrolladas caderas, a mis granos faciales. Un coraje hacia mí misma por ser el causante de mi desilusión amorosa. Así pasaba mis noches... mejillas rojas, lágrimas derramadas en la almohada. Y me gustas, me gustas...
Tengo todo guardado muy dentro. Recuerdo el sabor de ese primer beso. Tus labios llegaron rápido, queriendo buscar el sabor de mis adentros. Y ahí estaba yo, sin saber qué parte de la boca mover. Jajaja. Y la música... esa canción que nunca olvidaré. No había luz, todo eran tus labios. Sólo eso importaba; atinarle a esos dulces labios. Y llegó. A la música parecía no importarle, pues seguía sonando. El momento más importante y feliz de mi vida; y la música seguía sonando. Me gustas, me gustas... ternura en el alma y no una talla de cintura...
Y no paramos. Tus labios mordían suavemente los míos, chocando sin querer nuestras lenguas...
¿Sabes a qué me supo ese primer beso? A un pedazo del cielo. El sabor más rico de mi vida, hasta ahora.
Cada beso tenía su tiempo. Cada tiempo tenía caricias, Cada caricia, sus besos. Cada beso se acompañaba de tus manos recorriendo mi cuerpo. Cada recorrida de cuerpo; contenía una sensación de estar en el cielo mía. Y la música cantaba... Y tus besos me comían. Y sonreía, sonreía porque por fin había llegado el momento esperado para mí y para la niña que era antes.
Parecía que me querías...

sábado, 1 de noviembre de 2014

Vacíos.

Le dije a mi mente que no te pensara, que era suficiente por el día de hoy. Le recordé las tristes lágrimas que me provoca pensar en ti, y le dije que quiero verme feliz. También le desee las buenas noches, ya que olvidaste dármelas a mí. Y a mi corazón... voy a darle un café caliente para que olvide un momentos las heridas ardientes. Y ni hablar de mi físico, que recibe tus palabras como golpes. ¿A dónde fue el pasado que no volverá? ¿A dónde se van las promesas, los momentos felices, las sonrisas que te hacen mi persona favorita? Supongo que el vacío, está lleno de todo eso. Recuerdos.

¿Es posible que al acumular tantos recuerdos, termines siendo el vacío? 

sábado, 27 de septiembre de 2014

¿Se le puede llamar cuento a esto?

Palabras vacías que no representaban nada. Solas, escritas por las letras vacías de su interior. ¿Querían decir algo? Era difícil adivinarlo. Yo sólo la veía, desde un punto que ella no conocía. Era su ángel, sabía todo de ella.
Había una vez… ¿así empiezan los cuentos, no? Este no será la excepción. Había una vez, un diamante; bueno, en realidad no era un diamante tal cual, sino una chica llamada Enelise Fullen. Valía y brillaba como un diamante. Enelise será nuestra protagonista. ¿Qué no iba a saber yo de ella? Era preciosa aún más cuando sonreía. Tenía unos ojos que reflejaban quien era. Su piel color pálida y su cabello negro contrastaban notoriamente. Al verla, sus ojos te hipnotizaban, era difícil saber su color, y como no lo mencionaré, nunca lo sabrás. Dejaré trabajo a tu imaginación.
Enelise no asistía a la escuela y vivía sola con sus padres. Sin hermanos, sin amigos, sin diversión. Día a día despertaba acompañada de una sombra oscura llamada soledad. La acompañaba en todo momento, iba tras ella como si de mejores amigas se tratara.
Un día bastante oscuro, con las nubes conspiradas como si de un ejército se tratase, Enelise caminaba sobre el pasto de su jardín, sola. Un día tan sombrío no podía dejar brillar su sonrisa como lo hacían continuamente los días soleados. Caminaba sin saber el rumbo de sus pasos; sin saber a dónde pararían sus ojos, sin darse cuenta de quién la seguía.
 ¿Alguien la seguía? No, sólo era mi mirada clavada en ella para poder contar esta historia.
Se arrodilló cuando notó un bulto anormal en el pasto de su jardín.
- ¿De qué se trata? –se preguntó a sí misma en voz alta, sin esperar respuesta.
Afortunadamente, mantuve mi boca cerrada para no arruinar el momento.
Enelise excavó la tierra para dar respuesta a su pregunta; cuando sintió el borde de una figura hecha con madera.
Sinceramente, yo sabía lo que era. Sabía también quién la había enterrado ahí, y qué sucedería a raíz de su descubrimiento en la casa de los Fullen.
Enelise decidió guardarse el secreto y no decir nada a sus padres; hasta que el día siguiente excavara por completo y tuviera la figura a su alcance. Sin embargo, recordó que las pesadillas venían a por ella durante varias noches anteriores.
 Dentro de ellas, veía a una niña pequeña con los brazos abiertos y a una madre con una cuchilla detrás de la espalda. “Ven, mi amor –decía la madre- tengo algo para ti” La niña se acercaba y la madre hacía uso de lo que escondía detrás de su espalda. Ya te imaginarás lo que le pasaba a la niña.
Pero, ¿qué significaban realmente esas pesadillas? ¿Es que había tenido una hermana a la que su madre había matado con un cuchillo y luego enterrado en el patio, dentro de una figura de madera? Tal vez su imaginación fue muy lejos, sólo tal vez.
Al día siguiente, Enelise excavó con todas sus fuerzas la tierra que rodeaba el bulto que había encontrado anteriormente. Fue difícil debido a su pequeño y débil cuerpo; pero no podía solicitar ayuda si quería mantener la boca cerrada.
Horas más tarde, Enelise tuvo con ella un largo ataúd de madera, el cuál, sin duda alguna, guardaba más que simples recuerdos; guardaba una historia, una vida, un cuerpo. “Y ahora, -pensaba para sí misma- ¿qué más puedo hacer si no es abrir el ataúd?” Estaba equivocada, pues podía ir con sus padres y exigir una explicación. También podría ir por la pala y podría volver a enterrar el ataúd, pero eso conlleva la desventaja de no dar respuesta a sus dudas; y conocer la historia que seguramente sus padres sabrían.
Enelise tenía un carácter fuerte, podía ser seria y muy madura, a pesar de su edad; que tampoco mencionaré. Nunca se sintió rota con su soledad, siempre vio el mundo de distinta forma, era inquebrantable; y sentía que no podía esperar más para saber el secreto que tanto tiempo sus padres guardaron. Estaba ansiosa, era visible debido a sus expresivos ojos buscando respuestas.
Abrió el ataúd.
-¡¡¿¿QUÉ??!! –Gritó lo más fuerte que pudo.- ¡¡NO ES POSIBLE!!

Apuesto a que deseas saber lo que había dentro del ataúd en la casa de los Fullen. Mencionaré algunas pistas:
·         Enelise experimentó la sensación de verse en un espejo.
·         El ataúd contenía una placa dentro; una placa que tenía grabada en tinta dos palabras, palabras que significaban todo: Enelise Fullen.


Recuerdo la pálida cara de una chica tirada en el suelo, con los ojos desorbitados, el cuerpo frío, la mirada vacía y su cara inexpresiva, con su boca como recitando una canción…

 Una canción cuyas palabras; contaban su historia, una vida que nunca existió.
 Decía así:

“¿Nadie te ha dicho que ella no respira?
Nubes grises vienen a jugar
Pronto yo sé que despertaré de este sueño,
Y sé que no estoy durmiendo
¿Nadie te ha dicho que ella no respira?

No llores.”




sábado, 20 de septiembre de 2014

Cierra tus ojos, y sonríe.

Veo tus ojos y encuentro tristeza. ¿Que te pasa, niña preciosa? ¿No ves las maravillas por las que estás aquí? ¿No le encuentras sentido a la vida? Yo quiero ver tus ojos y encontrar felicidad. ¿Qué te falta, preciosa? Estás viva. Y a pesar de las complicaciones que la vida pueda ponerte encima, eres inquebrantable. Estás aquí para superar miedos, para pasar las páginas del libro. Para morir. Esto es una prueba, un gran teatro. Y debes de saber cómo actuar. 
Quiero en tus ojos verme reflejado, quiero ver cómo tu bella sonrisa rompe los esquemas. Tan dulce y pequeña como un diamante, tan inquebrantable. No llores, nunca llores. Siempre puedes voltear hacia arriba y verme. Aquí estoy, y nunca soltaré tu mano. Inunda el espacio, haz que llegue el sentido a tu vida. ¿Qué te hace falta? Puedes despertar y ver el hermoso cielo, puedes caminar y controlar tus movimientos, puedes amar y demostrarlo, puedes sonreír y reflejarlo. Vamos mi niña, quiero verte sonreír. No lo intentes, hazlo. Cambia la dinámica y hazme reír. Quiero encontrarme dentro de esos lindos ojos cafés. 

Permite que te diga lo muy afortunada que eres, mi niña. Cierra los ojos y dime qué ves. ¿Está oscuro? Ahora ábrelos. Eres afortunada porque te regalé todo lo que ves. Había oscuridad y te regalé luz. ¿Qué vez por las noches, mi niña? Un cielo oscuro, no temas contestarme. Bien, un cielo oscuro. Quise adornarlo, quise ponerle diamantes tan brillantes como tú. Diamantes que más tarde se llamarían estrellas. ¿Y sabes que más, niña bonita? También coloqué un diamante muy grande, para ti. Este lo hice para recordarte que encima de todo, aquí estoy. Y no soltaré tu cálida mano.

¿Quieres que siga haciéndote sonreír? Pues ahora cierra de nuevo tus ojos. Date la vuelta hacia atrás, y ábrelos. 
Aquí estoy, mi niña.


-Dios.

sábado, 30 de agosto de 2014

Mi complemento.

No sé si me gustaría soltar tu mano al caminar; o besar tus labios con los ojos abiertos, tampoco verte sin sonreír. Quién dice que no puedo estar hechizada por ti, que tal y sólo es un encanto infinito al ver tu forma de sonreír. Puede que no sea lo mismo ver tus ojos sin la misma luz que se enciende en mi interior. Cada que leo una palabra tuya mi corazón canta al unísono de tu voz. Cada que te escucho noto cómo mi corazón pide nunca dejarte de escuchar. Me encanta tu forma de pensar, y tu aliento cuando estas a punto de besar. Y las rimas que me haces componer. Tu forma de cortarte el cabello, tienes el toque perfecto. Dices que me quieres en el mejor momento. Me haces amar hasta tus defectos.  

jueves, 28 de agosto de 2014

Soñando.

Cada día pienso en cómo sería poder tomar tu mano y llevarte hasta las nubes. Hacerte feliz con risas, besar tu sonrisa. Ser tu perfección. Verte día con día y no tener despedidas. Quisiera poder decirte cuánto me gusta tu carita, y esa forma tan bonita de tu sonrisa. Serías mi erase una vez. Mi ángel, mi protector. Mi mayor sueño. 
Anhelo cada momento por querer estar a tu lado. Despertar cada día y darte tus buenos días.Un beso en la mejilla. Y en la noche, a punto de dormir, susurrarte al oído que eres mi favorito. Y que si las pesadillas vienen por ti, yo lucharé contra ellas. Gracias por convertirte en mi sombra, porque te llevo conmigo siempre en la mente. Me tienes enamorada locamente.
Te pido una cosa. Quiero que al despertar de este sueño, me levantes la barbilla y me des un dulce beso. Quiero que estemos unidos; un sólo cuerpo. Tus labios en los míos y mi ojos descansando en los tuyos. Eres mi paisaje favorito. Mi niño, hacen falta palabras para describir cuánto te necesito. Necesito de tu sonrisa, de tu brisa para vivir. Hazme despertar, hazme vivir en mi sueño.
Dejaré mi sonrisa entre tus labios.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Espejismos.

Nunca es un día normal. Hoy tampoco es la excepción.
Estoy cansada. Harta de tener que sentirme satisfecha de algo que no me hace feliz. Cansada de dar consejos a los demás, los que nunca pongo en práctica. Es difícil aparentar ser feliz. Muchas veces sólo sonrío porque así tiene que ser, porque así aparentas felicidad. Pero ya me cansé.
Hoy es uno de esos días que no deberían existir.
Seré sincera conmigo misma, de nada sirve aparentar. Mi sonrisa depende de alguien más, de ese alguien que no se merece ni una mirada mía. De esa persona por la que tanto he llorado y que me ha rechazado. Esa persona que engaña con palabras bonitas robando mi corazón, para arrebatármelo con dolor. Odio tener que aguantar verme al espejo y no poder salir de esta fantasía. Tal vez sea mejor ser esa niña del espejo, esa que me imita pero que en realidad no sabe quién es. Solo un triste reflejo. ¿Por qué siempre pierde el que más quiere? Es lo único que he aprendido en años, una pregunta nada justa y a la vez llena de mentiras. Pero recuerdo cómo te metiste entre mis pupilas. Vi tu sonrisa, lo más hermoso que había visto en mi corta vida. No es justo que te regale estas palabras, me debes más de mil lágrimas. Momentos en que mi corazón grita y quiere dejar salir todo. La lágrimas no son más que una forma de reflejar tus adentros. Puede que sea mi manera de decir la verdad, puede que si me veas llorar lo sepas todo. Me metiste en un sueño, y no se cómo regresar de él.Ya no quiero ser la niña débil que se conforma con una palabra tuya. No quiero depender de tu aprobación. No quiero formar parte de tus historias. Sólo una cosa debo agradecerte, me hiciste más fuerte. Ahora sé que no debo confiar en cualquiera; y que amar es destruir. ¿Por qué sigo hablando de ti? Porque me haces vivir. Dependo de ti, y de tu sonrisa, casi lo olvido. De que seas feliz a mi lado, de buscar ser tu perfección. Y por eso me odio, porque no me conozco. Te quiero, y sé que nunca dejaré de hacerlo; aunque falten los motivos. Eres y serás mi mayor deseo.
Quédate un momento así, niña del espejo, ven y dime cómo salir de esta falsa realidad. Dime qué hacer para poder ser yo, y no ahogarme en mis adentros. En mis sentimientos.
Quiero ser como tú, niña del espejo.

viernes, 22 de agosto de 2014

Quién soy.

No es fácil describirte.Puede que te conozcas demasiado bien, pero tu descripción equivale a más que eso. No sólo eres tú, sino también un alma más en el mundo. Un alma que sólo está aquí de pasajera. Puede que esto sea sólo un sueño, y la muerte sea el despertar. Así pienso, así soy. Me caracterizo por ser diferente de los demás, por no adaptarme demasiado a la sociedad, porque ésta no me ha permitido ser de otro modo.                   Mi vida está repleta de felicidad. Tengo a mi lado a las mejores personas del mundo, o al menos, a las correctas. Sé que estoy aquí por algo, pero no puedo descifrar el por qué. Así que solo me centro en lo que soy capaz de ser y hacer. Es simple; llegas a un lugar para tener que irte de nuevo. Nunca sabes cuál es tu hogar. A veces los recuerdos se dispersan y pierden sentido; y con eso, parte de tu personalidad. Sé que estoy en el lugar correcto, con las personas correctas y que soy la persona correcta. Todo debió de ser como tenía que ser y como estaba pensado.
                       Me gusta disfrutar de esta oportunidad tan grande y de tantas maravillas. Soy afortunada por estar parada justo aquí.
                         Hablemos de otra cosa, ya di mucho de mi forma de pensar. Mi sueño es ser escritora y publicar mis ideas, plasmarlas en un lugar donde todos puedan recordarme algún día que ya no esté. Dejar huella. Intento ser como nadie es. En mi tiempo libre leo. Leo hasta que me da sueño y sueño con lo que leo. Duermo cuando me da sueño de leer.
                    Pero no soy solo esto, no sólo esta descripción. Abarco mucho más espacio, muchas más páginas y letras para describirme tal y como soy.
                  Una persona no es capaz de describirse a sí misma porque no sabe lo que aparenta, lo que es capaz de hacer y cómo la ven los demás.
                   Gracias por tomarse el tiempo de venir y leerme.

sábado, 9 de agosto de 2014

Había una vez.

Había una vez... ¿Así empiezan los cuentos, no? Este no será la excepción. 
Había una vez una niña frágil. Sentía que estaba sola en el mundo; pues nunca aprendió a convivir ni a salir a jugar a la banqueta, como la mayoría de las niñas de siete años hacían. Era una joya, era una niña preciosa, de ese tipo de persona que te roba el corazón desde el primer instante. No era rubia, tenía el cabello de un negro tan oscuro que hacía resaltar su bella y fría piel blanca. Sus ojos no eran azules o verdes, eran de un color muy distinguido: grises. Era como la nieve, fría y hermosa. Cada palabra que salía de ella, así como cada sonrisa, hacía al mundo mejor, hacía su mundo mejor, ya que así no se sentía tan sola. Hablaba con el espejo porque no había nadie a su alrededor. 
 Pero un día, cuando esta niñita preciosa creció, conoció a un muchacho que también se sentía solo, y que también hablaba solo frente a su espejo. Pronto se enamoraron, crecieron juntos, vivieron juntos. Tenían inseguridades y miedos, como todos nosotros; pero juntos las enfrentaron. Prometieron estar siempre juntos, prometieron ser felices juntos.
 ¿Y qué pasó? El muchacho mintió. A partir de ahí, la gran tristeza cayó en ojos de la bella muchacha. Lloraba sin cesar noche tras noche; pero sonreía al despertar. Era la misma persona, pero algo había cambiado en ella: aprendió a amar, y a desconfiar de los demás. Aprendió también que nadie puede romperle el corazón porque ella vale más que eso. Se dió cuenta de que no estaba sola, de que ella era más fuerte de lo que todos pensaban, así que siguió sonriendo. Y valla sonrisa... podía enamorar a cualquiera. Pero, ¿y a dónde se fueron todas esas promesas? Nada se olvida, los recuerdos se van acumulando. Nunca se sabe cuando estamos creando recuerdos.
 Había una vez...

jueves, 7 de agosto de 2014

¿Pesadilla o muerte?

Ojos vendados, cadenas en los pies. ¡¿Qué pasa?! Camino sobre tierra; rocas cortan la piel de mis pies, camino sin un lugar fijo a dónde ir. Siento mi sombra demasiado lejos, parece que está oscuro. ¿Sigo caminando o paro? Decido seguir caminando. Tratando de encontrar algo que ni yo misma sé. Algo inimaginable. Hasta que la siento. Una mano sobre mi espalda. Grito lo más fuerte posible; sintiéndome capaz de espantar todos mis miedos. ¡¿Qué está pasando?! Ahora la mano me guía. Intento preguntar quién es, o correr hasta llegar a mi hogar, pero no puedo. No puedo mover los labios, no puedo parar mis pies; me siento atada, con un peso que no es común en mí. Atrapada en el infierno. En mi infierno. Quiero regresar. ¿A dónde vamos? ¿Qué hago aquí? Sólo me quedan dos posibilidades, o estoy soñando o estoy muerta. Comúnmente, si estuviera durmiendo ya hubiera despertado; pues siempre despierto cuando deseo despertar. Siempre controlo mis miedos, o eso creía. Tengo miedo; puedo sentir cansados mis pies de cargar con las cadenas. Esperen un momento; la mano ha desaparecido. Si era en verdad una mano, quiere decir que no estoy sola. Alguien me hace esto. La pregunta es ¿Por qué? Siento calor, estoy sudando. Y eso a pesar del notable frío que hace aquí. Sigo caminando cuando me siento atrapada entre dos paredes. Me siento pequeña, atrapada, inútil. Hasta darme cuenta de estar en un laberinto, pues miles de paredes se interponen en mi camino. ¡¡No puedo gritar!! ¡¡¡Quiero salir, regresar!!! Corro sin parar, es imposible resolver un laberinto con los ojos vendados. Y tengo la impresión de que no me gustaría ver lo que hay detrás de mí si me dejan quitármelos. Me obligo a ser fuerte, no voy a llorar, no voy a llorar, no lloraré. Sáquenme de aquí, juro que venceré mis miedos, prometo ser fuerte, capaz de soportar el peso de mis cadenas. Pero es inútil, nunca despertaré de este sueño. 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Por desgracia.

Que desgracia que no le dijiste a tu hijo que lo querías antes de irse a la escuela, porque murió ese mismo día. Que pena que no le diste de comer a quién te lo pidió. ¿Y si cambian los papeles? Fue un completo desastre pelear con tu esposa delante de tu hijo; porque cuando creció aprendió a tratar así a las mujeres. ¿Dejaste la puerta abierta? Intenta dormir el resto de tus días pensando en la causa de la muerte de tu hija; que dormía placenteramente en el piso de abajo, sola. ¿Robaste dinero a tu padre? Lo siento por ti, la vida te lo regresará; sin preguntar el tiempo o momento en el que encuentres. ¿Cenaste mucho esta noche? Ja, tendrás diarrea por dos días. ¿Rompiste el corazón de un chico en la secundaria? Ahora a ver quién te lo rompe a ti. 
            Aparentemente; sí que se puede aprender de los errores.

Nunca pares.

Intentemos no sólo ser mejores; intentemos hacer mejor el lugar donde nos encontramos. Intentemos dejar huella para evitar permanecer olvidado entre tierra y rocas. Y no sólo lo intentes; actúa. Sólo tú sabes si avanzas; o esperas a que la vida por sí sola te haga avanzar.

martes, 5 de agosto de 2014

Acuérdate.

Acuérdate de mis abrazos. ¿Te hacían sentir seguro? ¿Y qué tal mis besos? ¿Y mis palabras susurradas a tu oído? ¿Y todas esas sonrisas que logré sacarte? Recuerda todos los detalles. El primer beso bajo la tenue luz del sol, nuestros nombres grabados en un árbol entrelazados, el oso de peluche más grande que tú, el beso de despedida más largo... En fin, vivimos de recuerdos. Fui la única persona que pudo sacar tu lado cursi. La única que valoró una carta tuya. La primera que sintió el sabor de tus labios como el más dulce de todos. ¿Recuerdas la canción que me cantaste el día de nuestro aniversario? Acuérdate de nuestra primera pelea; y de la forma en que la solucionamos: yo te quería más. Aún tengo en mente la sonrisa más hermosa del mundo, justo en la mitad de un beso lento. Tú y yo besándonos bajo el agua del mar. Ese recuerdo es el más frecuente al momento de bañarme. Siempre te cortabas el cabello justo como me encantaba; siempre tenías el mejor olor. Llegué a hacer tantas tonterías infantiles para que rieras. Fuimos capaces de controlar el tiempo con una mirada, y de decir mil palabras a través de ella. Recuerdo cuando me dabas abrazos de oso, y estábamos tan cerca que podía sentir tu corazón latiendo; respirando el mismo aliento. Esos días de lluvia donde corríamos sin parar; donde me perseguías para decirme cuánto me querías. El día del funeral de tu padre, donde no encontraste mejor hombro que el mío para recostarte. Recuerdo la forma en que llorabas; y quise nunca más verte así de nuevo. Quise ser la causa de tus sonrisas. Lo logré. Te convertiste en mi adicción día con día. Nuestro amor fue aumentando tanto, que necesitaba de ti para sentirme completa. Siempre fui tímida, pero tú me hiciste fuerte. Superamos problemas y peleamos con monstruos, todo por estar juntos. Unidos; como la noche y las estrellas. 

¿Y dices que no me extrañas?

lunes, 4 de agosto de 2014

No llores más.

Pequeña mía, no llores más, quiero volver a escuchar tu risa sin cesar; quiero verte cantar hasta que el día acabe y no te quede más que gritar, quiero verte sonreír, verte caminar por esta lluvia sin final.

No, no quiero que estés mal, prometo hacerte reír, prometo hacerte cantar. Quiero iluminar tus días, ser el sol que te guía. Deseo ser tu guardían, niña mía, y darte los buenos días mientras viva. Quiero sentir tu cabello de seda, quiero tocarlo mientras pueda. Decirte que te quiero, siempre hasta el final. No quiero que llores, yo nunca te haré sentir mal. Te quiero, y eso nunca cambiará.

-Tu persona favorita.

Amor de verano.

No somos nada sin nuestra sonrisa completa. Una sonrisa que se alza hasta las orejas. Esa sonrisa de satisfacción y felicidad. Esa que sólo tú me provocas. 
                 Nací para hacerte feliz, para recibir tus besos a cambio de sonrisas. Sé muy bien que mi timidez parece arrebatar oportunidades, pero aquí estoy, sumergida en tus brazos, sintiéndome más segura de lo que nunca he sido. Es mi lugar favorito. Tus brazos me llenan de protección, de esa sensación de que un "para siempre" a tu lado, es insuficiente. Tu voz me derrite, siempre ha sido mi mayor adicción, llena de dulzura para mí, y dura para los demás. Día con día esperaba el momento de poder abrazarte, y decirte que soy la persona más afortunada; esperaba darte los buenos días, y las buenas noches acompañadas de un beso en tu dulce boca; una línea recta inclinada hacia arriba, semejante a una sonrisa. Besar tu sonrisa, mi mayor deseo.
                  Estuve a la espera de sentirme completa, llena; pero no me sentí así hasta que apareciste en mi vida. Fue inesperado, un encuentro fuera de serie. Único para nosotros; incomprensible para los demás. Fuiste la pieza exacta para un rompecabezas incompleto. 
                   Estoy lista para hablar de tus ojos. Oscuros, un peculiar tono verde. El color de mi paraíso. A través de ellos me transporto, a mis lugares favoritos. Con el tiempo se convirtieron en mis guardianes, tus ojos eran mis guías para saber a dónde ir. Esos lindos ojos verdes que a cada momento que podían, se volteaban hacia mí para verme. No puedo expresar todo lo que sentía cuando me mirabas. El tiempo dejaba de avanzar, mi cuerpo se ponía tenso, mi alma bailaba. Me bastó una de esas miradas para saber que habías llegado. Que era el momento de recuperar todo ese tiempo perdido, para aprovecharlo contigo. 


                    Y ahora sé que te quiero, sólo a ti a mi lado, al amor de mi vida, a mi persona favorita. Porque aún no llegas, pero ya tengo tu descripción. Aún no te conozco; pero ya escribo de ti. 
                     Amor de verano, te estaré esperando.