Fue un encuentro efímero que recuerdo con inmensa claridad. Estábamos tan solos y me acogiste como alma solemne, gritando a la vida y al universo que éramos posibles. Un ser luminoso en su propia oscuridad que me toma y me suelta con gran facilidad, que suele sostenerme y recostarme en sus hombros. Quizás demos vueltas, inclinados a cumplir al destino, pero sé que tú, ser, estarás siempre para escuchar mis anhelos, mis más pesados y ligeros pensamientos.