viernes, 11 de diciembre de 2015

El concepto.

Entonces me di cuenta: 
¿Quién era esa persona a la que amaba?
No lo conocía, no podía amarlo. No lo conocía en su estado natural, sin alteraciones... Era falso, todo él era falso. Y no sólo el, todos nosotros. ¿Qué somos? Humanos. ¿Tenemos pertenencia, identidad? Porque no lo veo muy claro, no conozco ningún humano que no se deje llevar por algo que no es. 
Por eso es tan difícil conocer el alma de alguien... 
Y hablando de él; el susurro se hizo voz.
¿Qué era lo que amaba, pues? 
Me gustaba lo que aparentaba. Amaba el resultado de cambios. Superficialidad, el intento de ser lo que él quería ser. Anhelos. Nunca me gustó su esencia...
Él era algo que yo desconocía. 
Estaba amando algo que no existía.
Su concepto. 
Pero, ¿cómo decírselo? 
¿Cómo decirle que desnude su alma, que me permita ver sus ojos tras la máscara? Enloqueció, pensará. Es difícil expresarlo, porque ahora todos tienen los ojos vendados. Pocas personas entenderán qué es el concepto. 
Dejé de llamarlo amor, porque él no lo era. 
Y este es el mío... Una persona que escribe lo que piensa. Involucra cada una de mis palabras. Esta no soy yo. Sólo te muestro la parte que quiero que conozcas. 

Un último mensaje:

Lo que amas... es su concepto. No su persona.