Existe sólo lo que no vemos con los ojos, y todo lo demás es una ilusión.
Existe aquello que es esencia, y no precisamente ocupa un lugar en el espacio, ni en la visión.
Conocemos tan poco... Y eso me aterra.
Quizás me fascina a la vez.
Al nacer padecí una lucha interna continua. Querían que creyera todo lo que me enseñaban... Querían que lo aprendiera. Era tan inocente que no pude hacer más por salvarme. Y lo hice, creí. No me hace sentir mejor saber esto porque tardé demasiado tiempo en percatarme. Caí envuelta en la red y comí las mentiras tan deliciosas que me prepararon; tal como el pan por la noche que tanto me gusta. Caí en redes y trampas y ahora no puedo parar mis pies sobre el suelo... porque aquí estoy, siguiendo todas esas reglas, conductas tales de una "niña". Rosa, muñecas, casa, madres, hijos. Está mal, vaya que estamos en un mundo tan distorsionado. Dios te dio ojos pero los mantuvo cerrados. Toda la vida.
Quizás (mi mayor anhelo) al morir logre abrir los "ojos" y conocer la realidad. Es una de las razones por las que morir no me aterra.
Independientemente de tu grado de visión, todo esto es un gran teatro. No existe. Nunca tendrás la certeza de lo que es real porque no conoces más que lo visto. Envidio a los ciegos (no tienen que pasar por la irrealidad para llegar a la contrapuesta), pero prefiero disfrutar de todo lo que soy capaz de ver.
Sin embargo, cuando cierro los ojos me siento tan vulnerable... Puedo estar rodeada de seres, muertos, almas, ángeles, demonios o simple vacío.
Quizás no soy más que una ilusión, puede que ni tenga un lugar en el universo. Quizás sólo estoy imaginando, puede ser un sueño.
El vacío está tan poblado que me asfixia. Ahora entiendo por qué cuando apagaba la luz no sentía diferencia alguna comparando cuando estaba prendida: era ilusión, porque toda mi vida he estado a oscuras. A negro y otra vez esa palabra, negro. Cinco letras que suelen alterarme y hacerme sentir insignificante. Tan sola.