jueves, 21 de abril de 2016

Sólo sigo imaginando

Me aterra estar en este cuerpo, porque sé que la salida es más fácil de lo que creo. Estar aquí escondida bajo la flácida piel significa que soy tan delicada que si salgo, podría dejar de existir. 
 Estamos rodeados de tanto, y tenemos tan poco... He hablado ya de pertenencia antes, pero a veces necesito recordármelo unas cuantas veces más. 
Tengo miedo a que los gusanos coman la mano que alguna vez tocó tus labios antes de ese buen beso. Tengo miedo a que la tierra despegue tu olor de mi cuerpo... A que quizás las flores unos metros arriba de mí no puedan ser apreciadas como lo haría si tuviera vida ya. 
No es miedo a la muerte, es miedo a perderte.
A irme al vacío, y borrar todo aquello que vivimos.
Sigo intentando tatuarte en mí porque la naturaleza querrá desvanecerte. 
Y yo te necesito en mí, necesito que estés allí en ese lugar en donde todo volverá a comenzar. 
No tengo idea de por qué existo pero sé que cuando muera... Cuando muera dejarán de ser tus manos y tu calor los que me hagan sobrevivir al invierno. 

Locura y cordura. La gran mentira.

No sé qué tamaño tengo en la vida, no sé a qué altura del cielo me encuentro; no sé dónde me llegan las estrellas ni si esto es de verdad el universo. 
Ideas nacen y mueren en mi cabeza, como la luz al prender y apagarse. Estos días me los he pasado intentando resolver algo que no tendrá solución jamás, por nadie. 
Tengo una teoría sobre la locura: quizás esa es la realidad. Sí, ese estado de ansiedad en que no puedes controlarte ni a ti mismo ni a tu cuerpo, quizás esa es la verdad. ¿Hacía allá iremos cuando todo la obra acabe? ¿A esa condición? 
Sé que no me entiendes, pero esos rasgos no son humanos. ¿Hacia dónde va el cerebro de un esquizofrénico? ¿Quien pone y dispone esas escenas en su cabeza? ¿Por qué se mueven incontrolablemente? Ellos saben más que nosotros. Se les considera como "discapacitados mentales" pero los que tienen deficiencia de "realidad" somos todos nosotros. Los sanos, los que van a la escuela, los que están tan interesados en la bolsa de cambio y en conseguir un doctorado. Todos los "cuerdos". 
Pero soy tan caprichosa que me aferro a un poste en un día de viento. Ese poste podría llamarse "estás equivocada, deja de pensar más".