(Me preocupaba la forma en que lo sentía. Podía percibir su fuerza, y eso me asustaba. Me tenía vuelta loca ese sonido perturbante en el silencio. Y estaba segura que iría a por mi, vaya que sí.)
Hay tantas formas de la oscuridad que desconocemos, que la idea de estar solos me parece absurda. Hay tantas figuras, tantos miedos, tantas sombras...
(Venía hacia mí. Cada segundo lo veía venir... Y sin embargo, no podía moverme. La presión sobre mí era tanta que no sentía estar realmente dentro de mi cuerpo. No era capaz de pronunciar palabra alguna porque alguien había robado mi voz, había quebrantado mi espíritu, y la torpeza con la que respiraba me hacía pensar que era mejor dejar de hacerlo.)
Es fácil imaginar que la soledad es solamente eso, ausencia de personas. Lo definimos así porque es lo que anhelamos, lo que queremos pensar. Pronto pude comprobar que el infierno pertenece a la vida, tanto como el azul al cielo.
(La respiración era acelerada, mi pulso tomó un ritmo que asustaba, no sabía si la sangre seguía bombeando al corazón o si ya había parado... Quise recordar algo feliz para calmarme pero la verdad es que no tengo nada feliz en que pensar.... El sonido se acercaba y más que sonido, se acercaba él, el espíritu, el alma condenada.)
No sé si contarle todo lo que sé, porque estoy segura de que ya no querría dormir solo, ni verse al espejo; estar solo en casa y apagar la luz... Prometo que ya no volvería a ver la vida como antes la veía. ¿Le gustaría eso? Piénselo un momento. ¿Quiere saber la realidad detrás del color negro?
(Llegó y la sensación fue ajena. Conmocionada, quise moverme...y gritar... Y Dios, mi cuerpo no reaccionaba....)
(Ya no era yo, porque su sombra había regresado por mí y todo había comenzado y terminado a la vez, y quería llorar y gritar y correr y volver a gritar pero él no me lo permitía, y sólo quería decirles que
que solos
no
no estamos.)
...