Nací para hacerte feliz, para recibir tus besos a cambio de sonrisas. Sé muy bien que mi timidez parece arrebatar oportunidades, pero aquí estoy, sumergida en tus brazos, sintiéndome más segura de lo que nunca he sido. Es mi lugar favorito. Tus brazos me llenan de protección, de esa sensación de que un "para siempre" a tu lado, es insuficiente. Tu voz me derrite, siempre ha sido mi mayor adicción, llena de dulzura para mí, y dura para los demás. Día con día esperaba el momento de poder abrazarte, y decirte que soy la persona más afortunada; esperaba darte los buenos días, y las buenas noches acompañadas de un beso en tu dulce boca; una línea recta inclinada hacia arriba, semejante a una sonrisa. Besar tu sonrisa, mi mayor deseo.
Estuve a la espera de sentirme completa, llena; pero no me sentí así hasta que apareciste en mi vida. Fue inesperado, un encuentro fuera de serie. Único para nosotros; incomprensible para los demás. Fuiste la pieza exacta para un rompecabezas incompleto.
Estoy lista para hablar de tus ojos. Oscuros, un peculiar tono verde. El color de mi paraíso. A través de ellos me transporto, a mis lugares favoritos. Con el tiempo se convirtieron en mis guardianes, tus ojos eran mis guías para saber a dónde ir. Esos lindos ojos verdes que a cada momento que podían, se volteaban hacia mí para verme. No puedo expresar todo lo que sentía cuando me mirabas. El tiempo dejaba de avanzar, mi cuerpo se ponía tenso, mi alma bailaba. Me bastó una de esas miradas para saber que habías llegado. Que era el momento de recuperar todo ese tiempo perdido, para aprovecharlo contigo.
Y ahora sé que te quiero, sólo a ti a mi lado, al amor de mi vida, a mi persona favorita. Porque aún no llegas, pero ya tengo tu descripción. Aún no te conozco; pero ya escribo de ti.
Amor de verano, te estaré esperando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario