miércoles, 13 de enero de 2016

Lo que el amor jamás menciona.

Sigues siendo mi fuente de inspiración, sigo sintiendo ese cosquilleo cuando me tocas; mis mejillas ardiendo cuando te acercas, esa falta de aire cuando estás a punto de besarme, cuando perdemos toda cordura y la ausencia de palabras se apodera de mí, porque me pones de nervios... vaya, me haces sentir asfixiada.
Las marcas de fuego que en mi piel dejan tus manos puedo sentirlas al momento que todo acaba, al tiempo en que te vas y olvidas todos los pecados que hemos hecho, todas las marcas desaparecen dejando mi piel ardiendo como si tus manos me hubieran quemado como el hielo.
Pero duele igual que un cuchillo por mis venas, y lograste convertirme en ésta clase de basura intelectual y poética. 
Ahora sé por qué no podemos estar juntos, pues queremos cosas completamente opuestas: tu quieres alguien pura para que te limpie las heridas y yo sólo quiero a alguien que me ayude a crear nuevas. Me gusta lo que  hace daño, me gusta reprocharme y volverme fría, a veces las lágrimas me hacen sentir completa, satisfecha. 
Y contigo me siento viva, porque cada sensación es nueva, y tú logras hacerme sentir escalofríos y también reír, eres la noche; tan bella y perfecta pero a la vez escalofriante, negra. Vacía. 
Lo que el amor nunca dirá son las espinas que te van a pasar de lado a lado, las noches que no dormirás, las caricias que muchas veces no vas a recibir y las lágrimas, esas que no podrán salir. Porque el amor a veces es todo lo contrario. 
Causas esto en mí, causas que no pueda ordenar las palabras que desde un principio debieron ser claras. 

(Soy veneno, pero por tí, mis sentimientos son puros).

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