martes, 9 de agosto de 2016

No sabía que fuera tan ciega.

Llámame tonta, llámame niña... 
Disculpa mi inocencia. Lamento ser tan frágil. 
Pensé que sería más fácil, ¿sabes? Eso de dejar de pensarte. 
Ahora mismo siento el corazón latiendo fuertemente, preparando la tormenta de lágrimas que inevitablemente me vendrá en unos segundos...
He soñado contigo y no puedo dejar de hacerlo, te veo en luz y oscuridad y cómo quisiera ser feliz... a tu lado.
Miedo de caer dentro de tus profundas pupilas que saben exactamente como atraparme. De volver a sentirme bien en tus brazos, de necesitar tus besos, de enamorarme de los recuerdos y el deseo de querer repetirlos... 
¿Cuándo acabará? 

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