lunes, 22 de febrero de 2016

Otra más de esas noches sin sentido.

No sé a donde ir esta noche, así que decidí venir aquí, a escribir. 
Me siento sumergida, quizás ahogada dentro de tanto aire, o tal vez presa de mi propia libertad. Hoy no tengo ganas de escribir como se debe, no quiero poner la cabeza sobre mi almohada y dormir, hoy no espero una noche común. Tengo demasiadas cosas en que pensar y entonces 
Y entonces llegas tu 
Y pasas tan rápido por mi mente que 
Olvidé lo que iba a escribir
Así como puntos y comas
Vuelvo a recuperar el aire 
Y empiezo a recordarte.
(26 segundos de sentir tus labios en los míos, cuando éramos y estábamos, entonces sigo escribiendo lo que leerás)
Vengo a hablar de amor, porque es lo único que me persigue hasta en mis noches de insomnio (mis favoritas), es el único lazo que me lleva a la realidad cuando estoy a punto de asfixiarme. 
Río al vernos ahora, tan inocentes, tan humanos, tan distanciados. 
Quien diría que conocemos cada uno de nuestros lunares y que nos hemos encontrado sin siquiera mirarnos. Quien diría que ya habíamos sentido tensión sin apenas tocarnos, uno y otro. Quien diría que conté tus cabellos y que tienes más de mil defectos que me encantan. Quien más leerá tus ojos tan bien como yo lo hacía. ¿Dime quien? Porque es algo que aunque pase por mi mente no lo puedo comprender. 
No sé cuanto tiempo me queda pero esto debe ser rápido.
Sólo tengo unos segundos.
Para decirte
Que te quiero
Que te quiero ver feliz
Pero de mi mano
De la mía...

domingo, 7 de febrero de 2016

Última y nos vamos.

Antes de dormir una pequeña dosis de ti:

¿Recuerdas ese día lluvioso? 
Todo estaba tan impreciso que con el tiempo no diferencio lo que fue real y lo que no.
Cuando te acercaste a mi oído y me impregnaste de palabras dulces. Decías que me querías pero realmente nunca lo sentí. Eras demasiado perfecto para querer a alguien como yo... alguien que puede quebrarse con tan sólo una palabra. 
La lluvia no logró detener nuestro calor. Esa tarde de noviembre donde sólo logramos existir tu y yo, y todos desaparecieron. 
Tus ojos parecían hablar... los segundos en que no cruzábamos palabras, me mirabas de una forma tan especial que fuiste capaz de hacerme sentir afortunada. De vivir, de tenerte, de estar contigo. 
Tus manos empezaron tocando mi cabello y tus labios se acercaban cada vez más.
Creo que es suficiente, ya no quiero recordar más.
Nuestra historia fue más que nada pura historia. 

miércoles, 3 de febrero de 2016

Nostalgia.

Dejaré de ser tu remedio. Ya no viviré para ti. Hoy te digo adiós, rompiste mil vidrios pero logré juntarlos y ahora todo está claro...
Me voy.
No es necesario ir lejos, porque el corazón lo dejaré en casa; lo guardaré bajo tus cartas de medianoche (ahora cenizas), justo debajo de la leña de la chimenea. Y andaré por la vida sin emoción alguna. Despertaré sin motivo para hacerlo, y estaré feliz con ello porque sé que me recordarás y sentirás nostalgia, quizás te arrepentirás tres segundos pero siempre volverás a sonreír después de verme echa pedazos. Después de haber robado mi risa de niña consentida y el color de mis ojos verdes.
Y me volveré como el viento. Silenciosa, invisible, pero existente. Viva pero con ojos muertos, y sin pronunciar palabra alguna. 
¿No lo esperabas, verdad? A ti te gusta que te limpien las heridas, que te besen hasta el anochecer, los amaneceres juntos, las lágrimas que recorren mi cara hasta llegar a la comisura de mis labios (desgastados y llenos de ti)... Te gusta tocar mis clavículas y tomarme de la cintura. Te gustaban mis ojos y decías  estar dentro de ellos. Pero todo acaba, príncipe. 
No podré borrar tu huella en mi cuerpo y lamentaré eso todos los días. Estar bañada en ti, en tus miradas, en tus besos, en tus manos... Y aún así querer escapar de ti una vez más. Pero por más que quiera... Es demasiado para un alma tan frágil.
Lo siento, esta noche es la última que camino por la vida llorando, encharcando las calles.
Sólo que una cosa si te diré: eso no significa que estaré feliz. Quizás si, me faltarás a lo largo de la carretera... Pero, ¿sabes? Tengo un mejor acompañante. Yo misma. Iré por la vida con una maleta llena de soledad, una vida sin angustia, sin risas ni llantos, y sin algo que formó parte de mí tanto como mi brazo derecho; sentiré tu ausencia dentro de mis venas azules. Y ese vacío se llenará del escalofrío que recorrerá mi cuerpo al recordarte. Quizás no se llene, pero sí que me sentiré bien. Dicen que la venganza no es buena, pero después de tener y perder todo, nada importa demasiado, ¿sabes? 
No se si el juego ya acabó, pero ganaste. Conseguiste destruirme y ahora estoy escribiendo esto para despedirme y pedirte que no me acompañes. Que no aparezcas en mis insomnios. 

La oscuridad ya no podrá llegar a mi, porque estaré ahogada en ella.