Te veo como la luna sobre la inmensa oscuridad de su espacio tras ella, te veo en metamorfosis cambiando de ser tan pequeña e indefensa a querer consumir mis colores (azules, verdes con el tiempo) y entonces te conozco fuerte, imponente y abrasándolo todo como yo, si de corazones rotos hablamos; a veces brillas como cosmo alegre, a veces te entristeces y apagas tu luz, cuando cierro los ojos sólo quiero ocultar tus oscuros deseos de volver todo en tonos negros, te veo directamente en el espejo y te descubro con vida, palpitante en mis ojos y reluciente en la noche... Te conozco tanto como a mí misma y la luna llena nos acompaña mientras con insomnio te escribo, nos pertenecemos tanto que sé que no te gustará lo que estás leyendo, pero suelo temerte cuando la luz devoras como fiera salvaje en su humilde naturaleza, y sólo quiero dormir, sólo soñar, sólo olvidar tu negrura y tu parda existencia.