¿Pertenencia? Cuéntame. ¿Qué te pertenece? Hazme reír.
¿Tu cuerpo? El cuerpo es prestado y habrá que devolverlo.
¿El pasado? No existe. Se resume en recuerdos. Y los recuerdos se borran; lo que concluyo en que todo lo que acaba, deja de existir.
¿Tiempo, te pertenece el tiempo? No, cariño, el tiempo no pertenece. Inexorable; avanza, y a la vez, se detiene. El tiempo se limita a observar.
¿Dinero, joyas, lujos? Lo lamento, esto tampoco existe para el espíritu. Te vas y nada va contigo.
¿Tus recuerdos, tus momentos? Los momentos pertenecen al tiempo, el tiempo no existe, los recuerdos se ahogan a la vez que olvidas. Todo lo que una vez viste, escuchaste o dijiste, se cae a un abismo; inmerso en la oscuridad.
¿Pensamientos, ideas? Tampoco, pues éstos son de la mente. La mente tú no la controlas. La mente también es prestada.
¿Tus familiares, amigos, hijos? No, estos pertenecen al camino.
¿Talentos? Vamos, no eres nadie. Las metas que hayas cumplido forman parte de un recuerdo, y como ya lo mencioné, el tiempo acaba todo. Nada existe, a la vez que todo vive.
Entonces el alma. ¿El alma si nos pertenece? Debo decirte que el alma le pertenece a Dios. Nunca ha sido nuestra.
Si pudieras ver lo que yo veo desde acá arriba, si mis ojos algún día fueran tuyos, verás lo vacío que está el mundo. Nada forma parte de la existencia, de la realidad.
Dice una frase: "Solo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece." Está equivocada. Jorge Luis Borges está equivocado. ¿Quién le regaló el pasado? ¿Quién dice que los momentos que pasó, no se borrarán, no saltarán al abismo? Nadie asegura nada.
Quien se valora por lo que tiene, y por lo que le pertenece; también está equivocado. Cuando hablamos de pertenencia, pensamos que hablamos de existencia, de nuestra propiedad. Pero no es así. Pertenencia es un sinónimo de humano; de material, de una creencia arraigada que también acaba.
Somos seres denudos, vacíos. Somos aire, presente pero vacío. Materia que forma parte de la irrealidad. Galaxias sin descubrir, galaxias infinitas, misteriosas. Aquellas que nunca conocerán su procedencia, su existir.
No nos pertenece nada, y eso es un gran alivio.
Nosotros pertenecemos a la vida, y a la muerte. Eso es todo.